Un tiempo atrás tuve el privilegio de participar en una conferencia sobre ministerio a los musulmanes. La mayoría de los participantes eran personas que habían dado sus vidas para compartir el amor de Dios con los seguidores del Islam que ahora son 20% de la población mundial. En verdad sentí que estaba entre un grupo de gigantes espirituales, hombres y mujeres que admiro mucho.
Nunca olvidaré algo que uno de los conferencistas dijo sobre la manera en que los cristianos perciben a los musulmanes. El dijo que en cualquier librería cristiana era posible encontrar dos clases de libros escritos por cristianos sobre musulmanes. Hay algunos (quizás la mayoría) que nos dicen que el Islam es una amenaza para nuestra cultura, nuestra libertad y nuestra fe. Dan la impresión que todos los musulmanes son terroristas y en general presenta una imagen negativa de ellos. La mayoría de estos libros fueron escritos por personas que no conocen personalmente a los musulmanes, no han trabajado con ellos y dan la impresión que los cristianos deben temer a los musulmanes.
Hay otros libros escritos por personas que han vivido entre los musulmanes, que han invertido su vida en ministerio a ellos. Estos libros tienen otro mensaje: que la iglesia debe amar a los musulmanes, que debemos orar por ellos y anhelar su salvación. Nos exhortan a poner a un lado nuestros temores y ver a los musulmanes con los ojos de Jesús quien dio su vida para ellos.
Entre los cristianos hay mucho temor y, por falta de una palabra mejor, odio hacia los musulmanes. Sin embargo, estoy convencido que el deseo de Dios es que dejemos de seguir el ejemplo del mundo y responder a esa gente según las enseñanzas de la Biblia y el ejemplo de nuestro Señor quien dio su vida para la gente que le odiaba.
Podemos impactar al mundo musulmán pero no con odio, temor ni bombas. Al contrario nuestras armas son armas de amor, armas espirituales. La clave es ver a los musulmanes a través de los ojos de Jesús y dejar que el amor que Él tiene para ellos fluya por nuestra vida.
Señor, ayúdame amar a los musulmanes como tú los amas. Quita el temor de mi corazón llenándolo con tu amor perfecto. Ayúdame ver a los musulmanes como personas preciosas para ti, personas por las cuales dio tu vida.
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