martes, 11 de agosto de 2009

El Sueño de Dios

El domingo tuve el privilegio de escuchar la presentación de un misionero que ha ministrado muchos años en un país Africano. Todo era muy lindo pero una cosa que dijo en particular me tocó fuertemente. Simplemente él dijo: "Espero que cuando vengan aquí los domingos no es solamente para agarrar algunas bendiciones sino sintonizarse con el corazón de Dios."

¡Wow, que pensamiento! Gracias a Dios por las bendiciones que Él nos da pero Dios es más que un "distribuidor de bendiciones." Como el misionero dijo, Dios tiene un sueño y el sueño de Dios es que haya gente de cada nación, pueblo y raza presente para el gran culto cuando todos adoren al Hijo de Dios.
"Después de esto miré, y apareció una multitud tomada de
todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas; era tan
grande que nadie podía contarla. Estaban de pie delante
del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con
ramas de palma en la mano. Gritaban a gran voz:

'¡La salvación viene de nuestro Dios, que está
sentado en el trono, y del Cordero!' "

Toda esta multitud, junto con los ángeles, ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron delante del trono y adoraron a Dios diciendo:

"La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la
honra, el poder y la fortaleza son de nuestro Dios por los
siglos de los siglos. ¡Amen!"

Estas palabras de Apocalipsis 7 capturan el sueño y la preocupación de Dios. ¿No debemos nosotros, como Sus hijos y siervos, tener la misma preocupación? Hay multitudes que todavía no han escuchado del amor de Dios. ¿Cómo van a ser parte de aquella congregación si nadie se preocupa por su salvación?

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