Ya hablamos sobre la marcha de la obra misionera en términos generales, notando que mientras Dios ha hecho y está haciendo cosas maravillosas, todavía hay mucho que hacer. No podemos desanimarnos ni celebrar demasiado, es un momento para esforzarnos al máximo a la vez dándole gracias al Señor por las victorias que hemos visto.
Se puede decir lo mismo en cuanto a la participación de Paraguay en la gran comisión. Hay muchas razones para regocijarnos. Hace muy pocos años las Asambleas de Dios no era una iglesia misionera. Es cierto que había algunas iglesias e individuos interesados pero no había un esfuerzo organizado hacia las naciones. ¡Dios ha hecho grandes cosas! Ya tenemos tres familias trabajando en el campo y otra candidata preparándose para salir al campo en Septiembre. Todos estos están siendo apoyados (espiritual y económicamente) por la iglesia paraguaya. Además muchos jóvenes con llamado misionero estarán listos para entrar en la batalla en los próximos años. Hay varias iglesias que mensualmente hacen una contribución significativa a la obra misionera. ¡Dios ha hecho grandes cosas!
Podemos decir que el vaso está medio lleno pero...hay otro lado. Estamos progresando pero no hemos llegado a la meta todavía. Hay mucho trabajo que hacer. Todavía hay muchos que no entienden que Dios ha llamado a la iglesia paraguaya a ser una iglesia enviadora de misioneros-en su mente Paraguay es un país receptor de obreros. Todavía hay muchos que no tienen la fe de involucrarse en la obra pensando que si dan a las misiones la iglesia local sufrirá. Para otros, tenemos que decir con tristeza que no les importa que millones y millones de personas nunca han recibido un testimonio adecuado del evangelio. Nuestros misioneros no tienen todos los recursos que necesitan para hacer el trabajo que les hemos enviado para hacer. El vaso está medio vacío.
Como una de las personas responsables de la obra no puedo ignorar nuestras debilidades pero tampoco puedo cesar de darle gracias a Dios por todo lo positivo. En verdad hemos progresado mucho, estamos creciendo y Dios nos está usando en la obra. ¡Gloria a Dios! Así que, con corazón agradecido, ¡es tiempo ponernos las pilas y trabajar!
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