miércoles, 9 de mayo de 2012

¿Y Albacete?

Hace dos días estuve en la ciudad de Albacete, una ciudad linda en la comunidad de Castilla-La Mancha en España. Se dice que Miguel de Cervantes Saveedra escribió parte de su famosa libro "Don Quizote" en la ciudad aunque no he podido encontrar evidencia para apoyar esto.


De todos modos caminaba por las calles toda la tarde mirando los edificios, plazas y estatuas. Todo era muy lindo pero también era claro que Albacete tiene una cosa en común con la mayoría de las ciudades españolas-una ausencia de iglesias evangélicas. En verdad no se cuantas iglesias hay pero solo vi una iglesia Bautista.


Comencé a orar por Albacete y pensaba "tiene que haber una manera, una estrategia para alcanzar estas ciudades." De inmediato vino el pensamiento "Claro que hay y Dios sabe perfectamente cual es," seguido por la pregunta "¿Entonces, por que están todavía no alcanzadas?"


Aunque me duele decirlo, solo veo una respuesta a esta pregunta. La triste realidad es que nosotros (la iglesia) no hemos visto el corazón de Dios y por eso no hemos hecho lo que tenemos que hacer para alcanzar a la gente no alcanzada. Hay muchos argumentos que se podrían levantar para defendernos o para disputar mi conclusión pero mi propósito no es discutir. Mas bien mi deseo es declarar lo que me parece obvio y después hacer una pregunta para que pensemos. Lo obvio es que la iglesia existe para llevar el evangelio a toda criatura y hacer discípulos a todas las naciones (Mateo 28:19, Marcos 16:15).


La pregunta es realmente dos preguntas: ¿Por que no hemos hecho todo lo posible para hacer el trabajo que nos corresponde hacer? Y ¿Como es que hemos llegado a creer que otras cosas tienen mayor importancia, sean edificios, equipos de sonido, etc?


Como dije, mi propósito no es discutir. Levanto estas preguntas para que pensemos y dejemos que el Señor nos hable. Pero, a la vez quiero dejarles un versículo que me llamo fuertemente la atención y me parece que este versículo quita muchas de nuestras excusas para no hacer misiones. El versículo se encuentra en Apocalipsis 1 donde se habla de Cristo como "el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el soberano de los reyes de la tierra."


No es un versículo aislado. Una y otra vez la Biblia declara que Jesús es la autoridad máxima en todo el universo. Tiene autoridad para abrir cualquier puerta, El controla los recursos del mundo. Vuelvo a preguntar, ¿Por que no han sido alcanzadas las ciudades como Albacete?

miércoles, 14 de marzo de 2012

El Éxito y el Sufrimiento

Hace tiempo que no he escrito aquí pero acabo de ver una cita que me llama mucha la atención y creo que vale la pena que todos nosotros reflexionemos en ella.

Adoniram Judson salió rumbo a Burma (ahora Myanmar) en el año 1812 con una determinación de aprender la cultura y el idioma de aquel país y presentarle a la gente su Señor JesuCristo.  Pasó muchas pruebas y dificultades incluyendo la muerte de su esposa, algunos de sus hijos, persecución, cárcel, depresión y muchas otras.  Cuando murió después de 42 años de ministerio había 25 creyentes.

A muchos todo esto suena como la historia de un fracaso pero la realidad es otra.  El sufrimiento, paciencia y fidelidad de Judson estableció un fundamento sólido y la iglesia ha llegado a ser un movimiento dinámico que envia sus propios misioneros. El hijo de Adoniram Judson, comentando sobre la vida de su padre dijo lo siguiente:

   "El sufrimiento y el éxito van mano en mano.  Si estás 
     experimentando éxito sin sufrir, es porque otros ya 
     sufrieron; si estás sufriendo sin experimentar el 
    éxito, es para que otros después tengan éxito."

Es otra manera de decir: "Yo planté, Apollos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.   Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento." (I Corintios 3:6-7)

Creo yo que pensamos demasiado en el éxito.  Lo más importante es hacer fielmente lo que Dios nos ha llamado hacer y hacerlo de todo corazón.  Si somos fieles Dios va a dar el crecimiento y, si somos verdaderos siervos de Dios, no importa quien recibe el aplauso.

lunes, 29 de agosto de 2011

¡Toca Nuestro Corazón!

Esta mañana estaba leyendo Éxodo 35 y 36 donde Moisés instruyó a la gente a donar materiales para la construcción del Tabernáculo.  Tengo que admitir que en general el pasaje no era tan emocionante pero cuando llegué al capítulo 36, versículo 3 encontré unas palabras que captaron mi atención.


     "Pero como día tras día el pueblo seguía llevando ofrendas voluntarias,todos los artesanos y expertos que estaban ocupados en la obra del santuario suspendieron su trabajo para ir a decirle a Moisés: ´La gente está trayendo más de lo que se necesita para llevar a cabo la obra que el Señor mandó hacer.´ Entonces Moisés ordenó que corriera la voz por todo el campamento: ´¡Que nadie, ni hombre ni mujer, haga más labores ni traiga más ofrendas para el santuario!´" (Éxodo 36:3b-6 NVI)


¿Cuándo fue la última vez que escuchó a un pastor ordenar a la gente no ofrendar más?  Creo que podemos decir con lugar a dudas que no ocurre con frecuencia.  ¡Sé que en cuanto a nuestro ministerio misionero nunca hemos tenido este "problema"!  Al contrario, siempre estamos luchando para mantener a los obreros que tenemos en el campo.

Lo que llama la atención es que esa ofrenda no era obligatoria porque al pedir la colaboración Moisés dijo (35:5):
     "Todo el que se sienta movido a hacerlo, presente al Señor una ofrenda..."                                                                                       
La ofrenda no era resultado de una gran campaña de promoción ni presión de parte del "pastor Moisés."  La gente dio generosamente porque sintieron en su corazón colaborar con la obra de Dios.  ¡Que lindo sería si el pueblo de Dios respondiera así a las necesidades que existen en el campo misionero y nuestros misioneros tuvieran todos los recursos necesarios para hacer el trabajo que Dios les ha llamado hacer!

¡Oh Dios, toca nuestros corazones de la misma manera que tocaste al pueblo de Israel!

     

martes, 2 de agosto de 2011

¿Para Quién?

Ha sido un chiste entre pastores por años-¡si quiere asegurar una buena asistencia a un evento debe anunciar un asado!  Si es una reunión de oración o trabajo la gente está ocupada pero... ¡cuando haya comida la agenda está libre!

Recién estaba hablando con otra persona quien me comentó que este "principio" se puede observar en casi todo que tiene que ver con nosotros, los creyentes.  Nos atraen los programas, eventos, etc., que tienen beneficio-para nosotros.

Si es para nuestros hijos, nuestra familia, nuestra economia, nuestra iglesia, etc., nos interesa y estamos dispuestos a hacer lo necesario para participar.  Por otro lado, si no nos afecta directamente tampoco nos llama la atención.  Así es la condición de la raza humana, somos como todos los demás.

Pero...como hijos de Dios, como seguidores de Cristo no debemos vivir como todos los demás. Nuestro egoísmo nos indica que realmente no hemos dejado que el evangelio impacte nuestra vida con profundidad.  Seguimos como siempre y nos parece "normal."

Pablo habló a este punto cuando dijo a los Filipenses (2:3-4):

"No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.  Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás."

El ejemplo perfecto para nosotros es el Señor Jesús quien tomó el lugar de un siervo y se dio para nosotros.  Se humilló, se sacrificó, para beneficio nuestro.

Jesús nos llama a dar nuestra vida en servicio a Él y a otros, a mostrar el mismo corazón y la misma actitud que Él nos enseñó.  Es cierto que somos hijos del Rey, pero nuestro Padre no es como otros Reyes.  El no llama a Sus hijos a ser arrogantes ni esperar trato especial sino voluntariamente tomar la actitud de un siervo y ministrar a otros sin esperar recompensa.  

Eso podemos hacer porque somos hijos del Rey y nuestra seguridad está en Él.  No necesitamos que nos traten con deferencia, no necesitamos tener el puesto más importante, no necesitamos defender nuestros derechos-somos hijos del Rey y si el mundo lo reconoce o no seguimos siendo Sus hijos.  ¡Que libertad!

Este blog se trata de las misiones y lo que estamos considerando impacta grandemente nuestra participación o falta de participación en las misiones.  Creo que muchos no tienen interés en las misiones precisamente porque no hay beneficio (percibido) para ellos.

Mi hermano, Dios nos llama a dar nuestra vida para otros como Jesús lo hizo para nosotros.  Cuando oramos por gente que nunca vamos a conocer, cuando damos nuestra ofrenda para que el evangelio sea predicado en un lugar que nunca vamos a visitar estamos demostrando el corazón de Jesús y estamos dejando que el evangelio haga su obra en nosotros.

Durante este mes de Ramadán te invito a orar desinteresadamente por el pueblo musulmán.  Probablemente nadie te va a aplaudir, no vas a prosperar económicamente y no recibirás una promoción en tu trabajo.  Este ministerio no es para ti-son ellos que van a ser beneficiados junto con el Señor Jesús quien les ama y desea su salvación.

Bueno, sí hay una cosa que vas a recibir-la satisfacción de haber agradado a tu Señor-¡en realidad, no hay recompensa más grande!

domingo, 10 de julio de 2011

Entonces...

"Entonces" es una palabra que usamos mucho.  Con frecuencia  conecta dos pensamientos, dos acciones o dos eventos.   A veces las dos partes tienen una relación de causa  y efecto.  O sea, la primera acción produce una segunda.

Hay una "entonces" muy importante en San Mateo 24:14 donde Jesús dijo: "Será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin."  La palabra traducida entonces es la palabra griega "tote" que significa "un evento que sigue de inmediato a otro evento."  Así que podríamos parafrasear el versículo de esta manera: "Cuando este evangelio del reino haya sido predicado en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, entonces vendrá el fin."

En otras palabras "el fin" o la segunda venida de Jesús está vinculado directamente con la predicación del evangelio a todas las naciones.   Me parece muy interesante que mucha gente habla del fin y siempre hablan de las señales-terremotos, pestes, hambres, falsos profetas, etc., pero casi nunca hablan de está señal.  Todas las demás están fuera de nuestro control pero esta, la predicación del evangelio a todas las naciones, está en las manos de la iglesia.  Sin embargo, parece que  no queremos hacer lo que nos toca hacer,  preferimos hablar de lo que no podemos controlar.

No puedo decirles cuando Jesús vendrá pero dudo que sea mañana.  ¿Por qué?  Porque entiendo que cuando la Biblia habla de "naciones" no está hablando de países o entidades políticas.  Cuando Jesús dijo que el evangelio tenía que ser predicado a todas las naciones estaba hablando de étnias, grupos de personas que comparten una cultura y un idioma.  Hay 193 países en el mundo (ya que Sudán ha llegado a ser dos países) pero hay aproximadamente 11.000 "naciones"  y 6.000 de ellas se consideran "no evangelizadas."

Claro que no podemos estar seguros si Dios usa la misma definición de "naciones" o "evangelizada" que nosotros usamos pero basado en Mateo 24:14 sabemos que si Él no ha vuelto todavía es porque no todas las naciones han recibido el evangelio.   Si anhelamos Su retorno debemos hacer todo lo posible para asegurar que el mensaje de salvación llegue a todas estas "naciones" lo más antes posible.  

Creo yo que es tiempo que la iglesia responde con seriedad a esta situación.  La tarea de misiones mundiales se está llevando a cabo con pocos recursos realmente porque nosotros tenemos otras prioridades.   Estoy convencido de que el Señor de la iglesia nos está llamando a una obediencia radical a la gran comisión.  No podemos cerrar nosotros ojos  a la necesidad que existe.  No podemos cerrar nuestro corazón a nuestro Señor.  El derramó Su sangre para redimir la gente y Él nos ha mandado predicar el evangelio a toda criatura, a hacer discípulos a todas las naciones.

Tenemos que ser honestos: si no estamos involucrado en las misiones, si no estamos orando por las naciones y dando nuestras ofrendas para enviar obreros a llevar el mensaje de salvación a los pueblos, si no hemos puesto nuestra propia vida en el altar para ser usado por el Señor como Él quiere-no es porque no tenemos recursos o porque no tenemos tiempo o porque hay otras cosas más importantes-es porque somos desobedientes.

Perdone si suena duro pero es la realidad.  La gran comisión siempre está vigente.  Le animo a meditar  algunos minutos cada día en lo que Jesús dijo:  "Será predicado este evangelio del reino en todo el mundo,  para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin."


jueves, 23 de junio de 2011

Pentecostés y las Misiones

Recién celebramos Pentecostés y aproveché la ocasión para predicar un mensaje titulado "Pentecostés, Capacitación Misionera."  Hay un vínculo muy fuerte entre las misiones y Pentecostés porque la Biblia nos dice que el propósito del poder del Espíritu Santo en nuestra vida es darnos la capacitación necesaria para cumplir la Gran Comisión (Hechos 1:8).

Claro que la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida trae muchos beneficios más pero no debemos olvidar que el propósito principal es hacernos testigos, darnos el poder necesario para poder llevar el evangelio hasta "lo último de la tierra."  Jesús nos bautiza con Su Espíritu para capacitarnos a hacer la obra misionera, a declarar el mensaje de salvación con poder, a llevar este mensaje precioso a cada rincón del mundo donde hayan personas que necesitan a Jesús.

Es cierto que cumplir la gran comisión requiere muchas cosas: recursos económicos, recursos logísticos,  conocimiento de principios transculturales, etc., pero el recurso indispensable es el poder del Espíritu Santo.  Si tuviéramos todo el dinero en el mundo y todas las herramientas que nos parecen necesarias, no serían suficientes. Misiones es un trabajo espiritual y para hacer este trabajo necesitamos recursos espirituales.

Cada cristiano tiene que guardarse de un peligro que siempre está presente en nuestra vida y ministerio.  Es la tentación de creer que por nuestro esfuerzo, nuestra inteligencia, nuestros recursos o aún nuestra "unción" podemos lograr el objetivo.  Sin embargo Jesús nos dice "separados de mí, nada podéis hacer." (Juan 15:5)  Cuando el énfasis está en mis habilidades  yo recibo el aplauso de la gente pero el fin de nuestro ministerio es glorificar a Jesús no a nosotros mismos.  Cuando los muros de Jérico cayeron nadie les dijo a los músicos  "¡Que unción, nunca he escuchado a nadie tocar la trompeta así!"  No, todos se dieron cuenta que los muros cayeron por el poder de Dios .

Así trabaja el Señor; nos pone en situaciones donde estamos desesperados por Su poder y después resuelva la situación de tal manera que Él mismo reciba la gloria.  A veces nos convencemos que si podemos conseguir los recursos económicos necesarios y podemos implementar la estrategia correcta podemos lograr cualquier cosa.

El libro de los Hechos nos presenta otro cuadro.  Allí vemos un grupo pequeño de discípulos en el Aposento Alto desesperados por el poder de Dios.  Saben que la tarea que su Señor les ha dado es una tarea imposible, es algo que no pueden hacer, es tan grande que ni puedan concebir una estrategia, no están pensando que con un poco más de dinero....  No, están clamando a Dios, buscando Su poder, pidiendo Su intervención.  ¡Dios responde enviando Su Espíritu y todo cambia!  Llenos con poder divino estos discípulos desesperados salieron del Aposento Alto e impactaron al mundo maravillosamente.  Tan grande era su impacto que sus enemigos declararon con miedo: "¡Estos que han trastornado el mundo entero han venido acá también!" (Hechos 17:6)

Hoy tenemos muchos recursos que los primeros cristianos no tenían, somos mucho más en número pero la realidad no ha cambiado.  No podemos confiar en nuestros recursos, planes ni educación.  Gracias a Dios por todas estas bendiciones pero la tarea es todavía demasiado grande para nosotros.  Hay solo una manera de cumplir la tarea que Jesús nos ha dado-clamar a Dios, buscar Su poder y no estar satisfechos con nada menos.  ¡Pentecostés es siempre la capacitación indispensable para las misiones!

miércoles, 18 de mayo de 2011

Lecciones desde Filipos

En el Nuevo Testamento hay por lo menos 4 iglesias de las cuales podemos aprender lecciones muy importantes (negativas y positivas) en cuanto a las misiones, Jerusalén, Antioquía, Filipos  y Filadelfia.  Las iglesias de Macedonia, de las cuales Filipos era la principal, se convirtieron en las iglesias modelo en materia de dar apoyo financiero a los misioneros (2 Corintios 8:1-7, Filipenses 4:15-16).  Hay cuatro principios claves que podemos aprender de ellos:

  • El Principio de dar hasta el sacrificio.  Era una iglesia pobre (Pablo habla de su "profunda pobreza" en 2 Corintios 8) pero también era una iglesia generosa.  El sacrificio no es un principio popular hoy en día pero siempre ha sido important en el servicio a Dios.  El Rey David dijo: "No ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada." (2 Samuel 24:24)  Cuando damos una ofrenda que nos cuesta, motivado por un amor supremo, es una ofrenda de mucho valor en los ojos de Dios. Además, podemos decir que la tarea de alcanzar al mundo con el evangelio es de tanta importancia que es digna de un compromiso sacrificial de parte del pueblo de Dios.
  • El Principio de compromiso personal.  La Palabra de Dios dice que los filipenses primero se entregaron al Señor y luego dieron sus recursos financieros.  Cuando Pablo estaba levantando una ofrenda para ayudar a la iglesia en Jerusalén los filipenses estaban en aprietos y el apóstol ni quería recibir una ofrenda del ellos.  Tanto fue su entrega al Señor que rogaban a Pablo, pidiendo que les diera el privilegio de dar.  Si no es un gozo dar a la obra de Dios, quizás debemos analizar nuestro compromiso con Jesús.  Es todavía la verdad que nuestro corazón sigue nuestro tesoro. 
  • El Principio de la fidelidad en ofrendar.  Pablo escribió en Filipenses 4:16: "...a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades."  Su ofrenda no era esporádica ni basada en emoción.  Aún cuando Pablo estaba en la cárcel siguieron con su compromiso enviándole Epafrodito para ministrarlo.  Muchos se comprometen a apoyar a los misioneros pero no son todos los que son fieles.  Lo que la obra de Dios precisa son personas fieles. 
  • El Principio de la promesa a Abraham.  Filipenses 4:19 contiene una promesa famosa pero mucha gente toman esta promesa sin leer bien lo que Pablo está diciendo.  Si lee desde el versículo 14 el contexto está bien claro.  La promesa se hace en base de algo--ellos han sido fiel en su ministerio de apoyo al ministerio misionero de Pablo.  El dice, "todo lo he recibido, y tengo abundancia...mi Dios pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús."  Una vez más vemos el principio que Dios le dio a Abraham en Génesis 12.  El plan de Dios es que Su pueblo, Su iglesia sea canal de bendición al mundo que no ha escuchado el evangelio y cuando la iglesia entiende y pone en práctica ese plan, la bendición de Dios fluye en su vida.
La Biblia tiene mucho que decir en cuanto al dar y en cuanto a nuestra responsabilidad de alcanzar al mundo con el evangelio.  Al contemplar estos 4 principios es claro que las misiones no es algo "extra," algo "opcional," ni algo de "poca importancia."  La tarea de alcanzar a los no-alcanzados debe ser unas de las prioridades más grandes de nuestra vida porque es parte del gran mandamiento: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente" (Mateo 22:37).  Si lo amamos de todo corazón vamos a obedecer la gran comisión.  ¿Lo amas?